Cuenta la
Mientras los demás pasajeros, con mucho esfuerzo, trataban de salvarse a nado, el adinerado navegante, invocando a cada instante a su Diosa Atenea, le prometía efusivamente toda
Uno de los náufragos que lo oía a su lado le dijo:
-Pide a Atenea, pero también a tus brazos.
Un día, el burro de un campesino cayó en un pozo. El animal lloró fuertemente por horas, mientras el campesino trataba de hacer algo.
Finalmente, decidió que el burro era muy viejo, el pozo estaba seco y de todas formas necesitaba ser tapado. Realmente no valía la pena sacar al burro del pozo. Invitó a sus vecinos para que vinieran a ayudarle. Cada uno tomó una pala y empezaron a tirar tierra al pozo.
El burro se dio cuenta de lo que pasaba y lloró horriblemente. Pero luego de unas cuantas paladas de tierra, para sorpresa de todos, se aquietó.
El campesino intrigado, miró al fondo del pozo y se sorprendió de lo que vio... Con cada palada, el burro hacía algo increíble: se sacudía la tierra y la pisaba formando un piso cada vez más alto.
Muy pronto todos vieron admirados como el burro llegó hasta la boca del pozo, pasó por encima del borde y salió trotando ... y riendo.
El emprendedor no espera que otro lo “empuje” a realizar sus metas, pues nadie las conoce mejor que el mismo. Cada uno de nuestros problemas es una oportunidad. Podemos salir de los hoyos más profundos si no nos damos por vencidos... Cada uno agregue su moraleja.
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