viernes, 8 de mayo de 2009

archivistica y archivos

resumen.
La singularidad e independencia de la Archivística dentro de las Ciencias
de la Documentación e Información hace necesario clarificar los conceptos fundamentales
y las definiciones, haciéndose en base a la tradición jurídico-administrativa
y a la historia de la doctrina, en una ciencia que se demuestra que es base imprescindible
de la Democracia y del Estado de Derecho
Palabras clave: Archivística, archivo, documento de archivo, archivero, historia archivística,
quien ez?”. Y ante la respuesta de el
archivero, responde el genial matador: “-¡Ozú, hay gente pa tó!”
El hombre de la calle no es el único que ignora los conceptos y pregunta extrañado
Archi...¿qué?. El problema existe con muchas otras personas que sí que deberían conocerlos:
políticos, profesionales, intelectuales e incluso profesores, que se empeñan
doctrina científica archivística..
Abstracts: The singularity and independence of Archival Science within the
Information Sciences makes it necessary to clarify fundamental concepts and
definitions, considering the legal and administrative tradition and the history of a
Science which is shown to be vital for the Democracy and the Constitutional State..
1. INTRODUCCIÓN.
A lo largo de más de 25 años de profesión de archivero, antes de desembocar en ésta
de profesor universitario en la que enseño Archivística, muchas veces han preguntado a
mi familia sobre mi actividad. Ante la respuesta de archivero casi siempre devenía otra
nueva pregunta, de profunda extrañeza: “-Archi...¿qué?”. Creo que es bien significativa la
anécdota para demostrar la ignorancia social ante una profesión tan antigua como los
documentos, tan noble y, sobre todo, tan necesaria. Pero veamos otra vieja anécdota, quizás
más reveladora de esta incomprensión social, que una vez nos narró en un cursillo de
prácticas de Archivística un ilustre archivero de entrañable recuerdo, don Luis Sánchez
Belda: Cierto día pasa un señor frente a una de las muchas tertulias de una terraza de Córdoba.
Uno de los tertulianos se levanta, se quita el sombrero y saluda: “-¡Adiós, don
Jozé!”. Otro tertuliano, el Guerra, más famoso que los actuales de este apellido porque era
torero y estamos en una de las épocas en que ésta era considerada la profesión más noble
de España, pregunta a su vecino de mesa: “-Eze, ¿quien..
quien ez?”. Y ante la respuesta de el
archivero, responde el genial matador: “-¡Ozú, hay gente pa tó!”
El hombre de la calle no es el único que ignora los conceptos y pregunta extrañado
Archi...¿qué?. El problema existe con muchas otras personas que sí que deberían conocerlos:
políticos, profesionales, intelectuales e incluso profesores, que se empeñan.

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